Publicado en la revista Acceso, en noviembre de 1998.

Nota: Mauricio Videla.

Fotografías: Javier López Rotella.

Instalación de portada: Malaño.

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En las cárceles del cielo

octubre 31, 2006

Artículo publicado en agosto de 1998, en el suplemento Altillo, de Diario Uno.

Nota: Patricia Rodón.

Fotografía: Javier López Rotella.

El Altillo

Patricia Rodón, Fernando G. Toledo y Rubén Valle, tres escritores locales, fueron incluidos en el video Poesía Extrema.

La poesía mendocina trasciende fronteras. Esta vez, gracias a la iniciativa del periodista mexicano Omar Alexis, residente en Québec (Canadá), y su proyecto Poesía Extrema.
Alexis presentó el pasado jueves, en el Microcine de la Municipalidad de Capital, los frutos de su estupendo proyecto: unir las voces poetas argentinos y poetas canadienses en la revista trilingüe Helios, y en un video de gran contenido lírico y periodístico que registra múltiples aspectos sobre la condición del poeta en Argentina.
Cuatro provincias de nuestro país y doce poetas fueron elegidos por La Salamandra Negra, la productora de Omar Alexis, para modular las distintas entonaciones regionales.
Así, de Mendoza, fueron seleccionados los poetas Patricia Rodón, Fernando G. Toledo y Rubén Valle (también periodistas de Diario UNO); de Córdoba, Alejandra Baldovin; de la ciudad de Rosario, Andrea Borga, Mercedes Gómez de la Cruz, Osvaldo Aguirre, y de Buenos Aires, Rodolfo Edwards, Laura Lobov, Silvia Zimmermann del Castillo y Selva Di Pasquale.
“El proyecto Poesía Extrema toma la provincia de Québec como el punto más latino al extremo norte del continente americano y la Argentina como el extremo sur”, explica el realizador Omar Alexis en su segunda visita a nuestra provincia.
Relata que llegó a Mendoza hace un año para entrevistar a los poetas mendocinos. “Mendoza realmente me enamoró. Es una ciudad afable, amable. Es muy grande, pero no tanto que te ahogue y no deje espacio para la gente. Me impresionó su vida cultural”, señala el también poeta.
Alexis detalla que la elección de los poetas que aparecen el video -de casi una hora de duración-, “fue por la recomendación de personas allegadas a la poesía y de los propios poetas. Los fuimos contactando, hicimos las citas y los entrevistamos, con un cuestionario común como estrutura que luego permitiera editar y ofrecer un documento compacto”.
El también conductor de TV subraya la idea poética del proyecto Poesía Extrema: “Los ‘latinórdicos’ de Québec, como nos llamamos allá a nosotros mismos, queremos lanzar nuestras cuerdas poéticas hasta la voz profunda de Argentina. Se trata de tender un puente por el cual puedan transitar las inquietudes de un continente que busca encontrarse”.
“Tanto el nuevo número de la revista Helios, que ya suma casi una década, como el video consagran a poetas argentinos contemporáneos de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Rosario que nos resultan muy interesantes”, aduce Omar Alexis.
A la hora de hablar de la poesía en Canadá, Alexis explica que “es muy distinta. Más contemplativa, más pasiva. En Argentina encontramos que los poetas se aferran al sentido de las palabras o al desvarío de los versos, que deben hacer grandes esfuerzos para acceder a la publicación, que no se resignan”.
El video Poesía Extrema se llevó a cabo gracias al auspicio de L’Office Québec Amérique pour la Jeunesse, CH-Montréal, Fair-Play y La Salamandra Negra Producciones. Ya se ha emitido en la televisión canadiense, Alexis lo está presentando estos días en las cuatro provincias argentinas; luego hará lo propio en la provincia de Québec y en festivales de poesía en Canadá.

Gracias por tus libros

octubre 30, 2006

Por Rodolfo Braceli (*)

Fernando, buen día. Gracias por tus libros. Por permitirme compartir tu ardua pulseada entre el lenguaje y el silencio. A tus libros los tengo en el sitio de la biblioteca en el que sólo late poesía. Adentro de los poemas, a veces se suelen esconder poemas absolutos (…).

 

(*) Carta personal al autor, 16/10/2003.

Transparencia y lucidez

octubre 30, 2006

Por José Luis Menéndez (*)

Poesía reconcentrada y filosa, que no admite distracciones ni prisa. Lo mismo que si fueran alfileres ocultos en el almohadón de una silla, los poemas de este libro se juntan, con todo disimulo, metidos entre hojas pequeñísimas, austeros de extensión, leves de carga, para turbar la paz de los lectores desprevenidos. Este Diapasón resulta, pues, inaccesible sin una predisposición al esfuerzo recreativo y al propio compromiso de quienes hayan de leerlo, porque sus cuerdas producen muy pocos acordes consabidos o neutros, muy pocos versos obedientes al mandato de los sonidos que ya se conocen de memoria. Cada poema contiene, por el contrario, una nueva sorpresa, una revelación lúdicamente escondida.

Se trata, además, de un libro bien demostrativo de los nuevos conceptos que hoy inciden con intensidad dentro del género. Poetas anteriores lo han sido con la idea de que escribían por algo y para algo. Hoy tal cosa parece innecesaria. No para que la poesía se calle (aunque se nutra de silencios) sino para que puje y se disperse (aun como en Toledo, con giros de aparente inocencia) hacia otras búsquedas y otras insinuaciones. Súbitamente, un poeta joven y cercano protesta contra quienes, desde grandes sitiales, han escritos para otros “las cosas que él necesitaba”, y lo han puesto en un tiempo que “no le pertenece”. Siente, por lo tanto, el hecho de escribir como una vía para su inserción en un espacio que todavía no existe. Y entonces, con la naturalidad de quien mira cada soledad desde la suya, de quien contempla simplemente la hierba, pero hasta enverdecerse los ojos, Fernando escribe desde la Nada, sabiendo, además, que lo hace casi seguramente para Ninguno. Su poesía, adquiere, de tal modo, una transparencia exquisita. Y se instala en el plano que sugiere uno de sus referentes visibles: Issa, el gran maestro del haiku: “En este mundo, encima del infierno, viendo las flores”. Dicho de otro modo: una poética indiferente a la vaciedad de las salas, incrédula de las propias palabras como constructoras de virtud, pero consciente de que basta que un cuerpo se desnude para que recobre su forma verdadera. Acosada, en suma, por grandes dudas ontológicas, pero serena y digna.

El poeta se apoya, en su camino, sobre una palabra tutelar, una especie de piedra que se llama silencio, y que paradojalmente libera en su caída otras palabras –efímeras y dudosamente necesarias, pero inevitables– en el agua del poema. Deducir entonces: la poesía que nunca habrá de ser oída, es silencio. Un silencio barroco, pesado. Pero nunca vacío sino interrogador. No el silencio del cual “se parte”, como un gran desconocimiento originario, sino el silencio del futuro, es decir, aquél adonde “se llega” luego de probarlo todo. El llanto de un bebé –“ese gesto aún sin domar de la especie”, como dice el mismo Toledo– que algún día habrá de transformarse en el eco de todas las palabras que han trazado su olvido. Una fervorosa desazón, o el hombre que un día se vuelve incapaz de reconocerse. Obra, en fin, provocativa y coherente, estructurada desde una vigilia racional, y resuelta sin artificios ni vacilaciones. Escrita con el mismo encanto de quienes van dejando de nombrar las cosas, por primera vez.

Por José Luis Menéndez (*)

 

Hotel Alejamiento (editorial Diógenes), de Fernando G. Toledo.
¿De dónde se aleja un joven de 24 años, de qué hotel abandonado como si fuera el último? Por momentos pensamos: “Se aleja del silencio”. “Se aleja de lo que hace dudar, de lo que hace volar el verso entre preguntas y comparaciones”. “Se aleja del mal”. Pero sucede que nunca se aleja demasiado. El silencio, nos dice, “es lo que atrae los cuerpos”. Sus movimientos, conducidos por una pluma llena de certidumbre, acaban en una cita de Cioran: “haga lo que haga, siempre cuenta para mí lo que no he hecho”. Es decir, aun con el decir seguro, llegamos a una ambivalencia esencial. ¿Y el mal? ¿No es también un contra-deseo motriz? El poeta, por tanto, se orienta al horizonte, pero sintiendo el pulso y la carga de todo lo inmediato. Toledo es una historia capaz de reiniciarse. O al revés: un ausente de las vueltas en círculo y de los laberintos clausurados. Por eso puede nombrar a Prometeo o beber, si es preciso, en el Edén, veneno de serpiente. Puede afirmar: “Un paraíso sin salida es una cárcel”. Y defender que somos, inevitablemente, “la necesidad”, aunque nunca vayamos a saciarla.

 

(*) Publicado en Los Andes, el 31/1/1999.

Por Andrés Cáceres (*)

 

El pequeño libro de poesía Hotel Alejamiento –pequeño formato, pocos versos– llama doblemente la atención, en estos tiempos paradojales para la escritura: dificultad para publicar y avalancha de textos, la mayoría prescindibles.

Llama la atención porque hay denso contenido y porque el autor, Fernando Toledo, con veinticuatro años, debuta en el formato libro.

Sus poemas tienen el rasgo distintivos de las primeras obras: están escritos más para sí mismos que para los otros.

Contrariamente, traslucen una fuerte personalidad, una voz meditativa y lacerante, un decir que cromatiza tiernamente los hilos del escepticismo.

Toledo tiene todo el fervor y la utopía que convoca la juventud y al mismo tiempo la mirada poética, que ve el mundo del revés, al trasluz y por eso le descubre aristas que se nos qeudaban ocultas tras las persians de lo urgente y de lo cotidiano.

Ciertamente, algunos de sus poemas están cerrados a cualquier intento de penetración lógica. Sólo la vía intuitiva permite el ingreso pero no se trata de un cerramiento consciente, sino, por el contrario, de una sonda hacia lo inasible: “Hemos volcado / Sobre los granos de las horas / Y hoy rasgaron el agua / Para que escribamos”.

El tono predominante de sus versos, elegíacos, intimistas, es sereno. Pero de una serenidad esencial, la que surge del despojamiento del ropaje que impide ver a la poesía en todo su esplendor y su pobreza: “Se peina como en un manual de instrucciones / Arremete musical / Desnuda es maldita como un iceberg / Yace de mí salpicada / El horizonte / Entendemos / Es un deseo recostado // Ahora somos dos animales sin sus ansias / Somos dos revólveres disparados / Somos / Entendemos / Una raza sencilla / Y el cielo está aquí con nosotros / Entre las sábanas”.

A diferencia de la mayor parte de los primeros libros, Hotel Alejamiento es un acierto de juventud: está escrito con una autenticidad y la necesaria cuota de talento para las letras. Citamos su “Identikit”, para ejemplificar sobre la intución poética contenida en su mejor expresión: “Una espada / Forjándose / Con la sangre / A derramar”.

Hotel Alejamiento forma parte de la colección La Mesita de Luz, que publica editorial Diógenes bajo la dirección de Rubén Valle. Su autor, Fernando Toledo, cursó estudios de licenciatura en Comunicación Social y ejerce el periodismo desde los diecinueve años.

Actualmente se despempeña como redactor, editor de espectáculos y crítico de cine en el diario Uno y es redactor y crítico de la revista Ubu-Todo teatro. Este año obtuvo mención en el certamen literario Vendimia.

 

(*) Publicado en Los Andes, el 6/12/1998.

Por José Luis Mangieri (*)

 

Fernando G. Toledo nació en 1974, es decir, a la fecha cuenta con insolentes 24 años. Éste es su primer libro, cuyo título Hotel Alejamiento yo corregí automáticamente poniendo una “o” donde iba una “e”. Problemas de generación, por supuesto. Título exacto para este libro del extrañamiento. Toledo toma siempre distancia, aunque escribe siempre desde adentro. No hay paisaje, no hay geografía. Sólo uno o dos sujetos humanos, a lo más. Él y el otro femenino. De los que irrumpe una erótica poderosa: “Lamías mi sexo con avidez / El atardecer ahuyentaba muertes y fantasmas / De un modo u otro / Tu saliva se parecía / A la lluvia que mañana iba a caer sobre el pasto”. Y está el Toledo que (se) describe, que se extraña, que se hace un observador impiadoso pero que nunca está afuera. Nunca detrás de un vidrio. Estira la mano y toca, aunque él ya sabe que va a doler: “Frota el viento a la Tierra / Como a la lámpara de Aladino / Todo es en vano: / Arriba está el cielo / Abajo no hay un mísero deseo cumplido”.

Los ’90 están dando una generación poética con voz firme y propia. Lo comprobamos en Buenos Aires con los “perritos de ceniza” de que habla Fabián Casas. Reconforta conocer otras voces jóvenes que se van sumando a pesar de la distancia, maldición argentina. Hace un todo imposible de sortear. La poesía, siempre lo digo, es el género de la resistencia contra la fealdad del mundo. Bienvenido este nuevo resistente.

 

(*) Poeta y editor. Creador de las legendarias editoriales La Rosa Blindada y Libros de Tierra Firme

Mario Araniti ganó en la categoría cuento, Fernando Toledo en poesía y Nilda Gonzalez en dramaturgia teatral.

Los jurados convocados especialmente por el Ministerio de Turismo y Cultura, a través del Area Letras, dieron a conocer los ganadores del Certamen Literario Premio Vendimia 2006 que en esta edición incluyó las categorías cuento, poesía y dramaturgia teatral. Las obras serán publicadas por Ediciones Culturales y los autores recibirán un premio de dos mil pesos.

Cuento
Luego de examinar los trabajos presentados, el jurado decidió por unanimidad declarar ganadora a la obra No te anticipes a Carla de Mario Dante Araniti. Al respecto sostienen los integrantes del jurado: «en el conjunto de las obras presentadas al certamen, esta colección reúne un buen tratamiento de los personajes, manejo de la intriga y ritmo narrativo, combinación de distintas modalidades ficcionales como el melodrama, el policial y la narrativa de introspección psicológica».

Poesía
El Jurado también por unanimidad otorgó el Premio Literario Vendimia 2006, categoría poesía, al periodista y escritor, Fernando G. Toledo, por su obra Secuencia del caos. También se resolvió la entrega de una mención a la obra Pastoral de Tercer mundo de Gladys Guerrero.

Dramaturgia
El premio al género dramaturgia fue otorgado a las obras Nieblas del Riachuelo y Río sin sangre de Nilda Gladys González. El Jurado destaca que las dos obras «presentan como mérito el abordaje de un tema fundamental de la historia argentina, presente en el conocimiento y reconocimiento de la población en el momento actual, y caro para las víctimas de la última dictadura; con intencionalidad lírica y de denuncia».

Enviado el Lunes, 24 abril a las 13:18:32
Tópico: Temas de Cultura
Temas de Cultura

Boletín de prensa del Gobierno de Mendoza

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octubre 29, 2006

Veremos…